En nuestra trayectoria como inversores en oportunidades nos encontraremos con posiciones que no solo reflejarán pérdidas, sino que también tendrán perspectivas desfavorables. En estos casos, es común que los inversores busquen recuperar el dinero de la misma manera en que lo perdieron, manteniendo las posiciones abiertas indefinidamente. Esto lleva a un alto costo de oportunidad y puede resultar en la pérdida total del capital invertido. Este comportamiento se debe a un sesgo cognitivo conocido como falacia de los costos hundidos, donde atribuimos un valor personal a una inversión y nos resistimos a materializar cualquier pérdida aunque sea evidente su falta de recuperación. Frases como «el mercado cambiará, aguanta un poco más» son frecuentes pero carecen de argumentos sólidos; sin embargo, nos aferramos a ellas para mantener la esperanza de recuperar todo lo invertido.
Es importante despersonalizar ganancias y pérdidas y comprender que forman parte del proceso. Como dijo Bernard Baruch, una leyenda de Wall Street: «aprender a asumir las pérdidas rápida y limpiamente» es la forma más inteligente de proteger el capital. No siempre las empresas en las cuales invirtamos se comportan según nuestras proyecciones debido tanto al análisis equivocado realizado como a eventos imprevisibles (una buena elección no garantiza resultados positivos ni viceversa). En estos casos, si tenemos inversiones con perspectivas negativas lo más sensato es venderlas cuanto antes y aprender del error cometido para destinar ese capital hacia ideas donde realmente tengamos oportunidades reales de crecimiento.
Saber cómo minimizar las pérdidas es una estrategia fundamental en cualquier gestión. Esto puede parecer obvio, al igual que un propietario de un establecimiento de frutas y verduras sabe desechar las manzanas podridas, los inversores también deben saber desprenderse de empresas perdedoras. Sin embargo, en la práctica no siempre resulta tan sencillo. Jim Paul resalta en su libro «Lo que aprendí perdiendo un millón de dólares» la idea de que asumir pérdidas es una forma clave para conservar y hacer crecer el capital, tanto como saber cómo ganar. Uno de los principios más importantes en la inversión es evitar perder dinero; detectar a tiempo errores o cambios en las variables relacionadas con nuestras inversiones es fundamental para el éxito.