
Una de las principales premisas del concepto de inversión se refiere a la protección del capital, el destacado inversor Benjamín Graham definía esta palabra como “una operación que después de realizar un análisis exhaustivo prometa la seguridad del principal y un adecuado rendimiento”, Graham destacaba que cualquier operación que no cumpla con esta premisa es una mera especulación.
Profundizando sobre este concepto, al momento de realizar un préstamo o comprar alguna obligación, el margen de seguridad se podrá calcular con el colateral que garantice a los tenedores.
En el caso de las inversiones en acciones ordinarias las consideraciones son mas complejas. El primer análisis sería el de contar con un margen a favor en relación a: El beneficio que obtiene la empresa por acción y su cotización Vs. El rendimiento que devengan sus obligaciones. Por ejemplo, una empresa cuya acción ordinaria cotice en $100 y devengue beneficios por acción de $8 (ROI 8%), cuyo rendimiento de sus bonos sea de 2% otorgará un margen a favor de 6%. Cabe destacar, que según la media actual del mercado esta empresa otorgaría dividendos de $3,20 por acción (Dividend & Yield 3,20%); la diferencia es reinvertida en la empresa. Esta tasa de reinversión en manos de una buena gerencia y en un negocio con buenas expectativas, favorecería la plusvalía de la cotización a mediano plazo, apalancado en el crecimiento de sus beneficios y dividendos. Siguiendo con el mismo ejemplo, esta empresa de contar con una tasa anual del crecimiento de sus beneficios de 7,20%, en un periodo de 10 años estaría generando beneficios por acción de $16 y dividendos de $6,40; cotizaría al doble de mantenerse los mismos ratios.
Por defecto el margen de seguridad depende del precio en que coticen las acciones ordinarias.
Aun así, por más seguros que podamos estar en alguna de nuestras hipótesis, siempre podremos estar equivocados. Para continuar construyendo un adecuado margen de seguridad, contar con una optima diversificación en diferentes empresas de diversos sectores, provee mayores probabilidades de resultados favorables en condiciones normales.
Para el caso de las empresas de crecimiento, las proyecciones a realizar se basarán sobre su capacidad de mantener elevadas tasas crecimiento de sus beneficios durante algún tiempo determinado. Estos cálculos no deben ser desestimados y en efecto pueden ser acertados (pese a una mayor incertidumbre). Aunque generalmente este tipo de compañías suelen ser tan populares que sus cotizaciones pueden ser tan elevadas que no ofrecen un adecuado margen de seguridad.