Este año ha iniciado con incertidumbre y volatilidad, elevados ratios de cotización y diversas variables sin despejar combinadas en un ciclo alcista que suma 12 años son elementos que nos invitan ha adjudicar el capital con cautela.

El mes de enero el Standard & Poor’s 500 cerró con un ajuste de -5,26%; en algún momento cotizó en -9,22%. Una mayor caída se ha llevado el Nasdaq, que entró en una corrección de casi 15%; incluso algunas de sus empresas más emblemáticas han perdido más de 50% de cotización desde sus máximos. Lo que ha traído algunos recuerdos de la burbuja puntocom cuando el índice perdió alrededor de 80% de su cotización durante una prolongada caída de más de 2 años.

En nuestras carteras la volatilidad ha sido de leve, nuestra asignación de capital en empresas de valor ha provisto de un mayor margen de seguridad; además de la participación en otros mercados mediante ETF, como EFA y VEA para mercados desarrollados (Japón, Reino Unido, Francia Suiza, etc.) y VWO EEM para los emergentes (China, Taiwán, India, Sur Corea, etc.) con un mayor peso en China (MCHI); en este último caso sentimos el ciclo esta en un momento más favorable para adquisiciones.
La coyuntura actual nos ha permitido tomar algunas oportunidades, principalmente en el sector tecnológico. Empresas como Netflix y Paypal se suman a nuestra cesta de acciones y hemos complementado en otras de nuestras sociedades.
Aun no sentimos que las ofertas abunden, por lo que mantendremos posiciones en efectivo y otros activos defensivos, con el riesgo de que el paradigma optimista se mantenga y las cotizaciones suban; permitiendo así algún costo de oportunidad.
Intentaremos de obtener beneficios razonables sin correr riesgos irrazonables, o que se vean amenazados ante algún futuro cambio del ciclo.