Mientras escribo estas líneas el Standard & Poor’s 500 se encuentra en un mercado bajista, que más allá de la definición técnica el sentimiento y la narrativa de los inversores ha cambiado. En mi carta de fin de año 2021 comentaba que no esperábamos el péndulo girara siempre en un mismo sentido. Aunque era imposible determinar cuándo cambiaría su dirección al momento lo ha hecho.
Los diferentes cambios en el entorno global, como la guerra entre Rusia y Ucrania, la descontrolada inflación, el cambio de la política monetaria por parte de la FED, más los temores de una recesión han tomado el protagonismo de la narrativa, contagiando el estado de ánimo de la comunidad inversora.
Nuevos especuladores que operaban desde sus casas durante la pandemia, en muchos casos con los fondos recibidos de los estímulos gubernamentales se han retirado decepcionados de su aventura en el mercado de valores; no olvidemos que tanto inversores como especuladores participamos en el mismo mercado y estos últimos influyen en la fijación de precios, principalmente en el corto plazo.
Los inversores de largo plazo (valga la redundancia) sabrán que los precios de las acciones fluctúan a lo largo de los años, estas fluctuaciones en palabras de Benjamin Graham «no empobrecen ni enriquecen a los inversores»; a largo plazo la regresión a la media suele normalizar las tasas de crecimiento.
Nuestra cartera concentrada en participaciones de buenas empresas en EUA y ETF de índices en otros mercados ha tenido una correlación mucho menor con la reciente caída de las cotizaciones del Standard & Poor’s 500, lo que nos ha permitido ejecutar compras graduales en compañías con descuentos en relación a sus fundamentos. (Esperamos que los planes de recompras de acciones de algunas empresas en donde tenemos participación incrementen nuestra participación sobre las mismas).
Las buenas oportunidades suelen presentarse con poca frecuencia; cuando tropecemos con una debemos estar atento a identificarlas y tomar acción.Las incertidumbre continúa presente en el horizonte y sólo se despejará con el pasar del tiempo, por lo que mantenemos una significativa posición en efectivo; además hemos realizado compras graduales en el mercado de renta fija, el cual provee de un mejor rendimiento que los últimos años y podría beneficiarse ante un futuro cambio de la política por parte de la FED.
Volatilidad es el precio que se pagamos por acompañar el crecimiento del S&P500 y los inversores debemos estar preparados financiera y psicológicamente para fluctuaciones de las cotizaciones.
Me despido citando nuevamente a Benjamin Graham:
No preocuparnos por las caídas considerables ni entusiasmarnos con las subidas de precios considerables.